Lo que por años se conoció como “pasatiempos de abuela” hoy se posiciona como una poderosa herramienta para el bienestar emocional. Actividades como tejer, bordar, cocinar, hacer cerámica o jardinear no solo estimulan la creatividad y la conexión con lo manual, sino que también tienen efectos positivos sobre la mente. Estudios publicados en revistas como Nature Medicine y Journal of Epidemiology han revelado que practicar este tipo de hobbies se asocia con menor riesgo de depresión, mejor salud general y una mayor satisfacción con la vida.

Según la psiquiatra Tiffany C. Ho, de la Universidad de California, estas prácticas activan procesos cerebrales similares a los de la meditación, ayudando a calmar el sistema nervioso y reducir el estrés.