Una nueva investigación reveló que cerca del 70% de los millennials sin hijos considera a sus mascotas como si fueran parte directa de su núcleo familiar, al nivel de un hijo. Esta visión está cambiando hábitos y decisiones clave de vida: muchos eligen no tener hijos y, en cambio, priorizan el bienestar de sus animales. El costo más bajo, la mayor flexibilidad y el menor nivel de exigencia que implica cuidar una mascota frente a criar un hijo son algunas de las razones que explican esta tendencia.
Este fenómeno también ha impulsado el auge de una industria especializada en consentir a los peludos del hogar: hoteles cinco estrellas, spas y restaurantes gourmet para mascotas son cada vez más comunes. Además, estos jóvenes dueños suelen gastar más en sus animales que en ellos mismos y los consideran en decisiones tan importantes como mudarse o viajar.