Demás que te cambia totalmente el ánimo cuando andas con hambre, pero en el caso de algunas personas, cuando pasan por momentos de apetito extremo su enojo llega a niveles muy notorios y críticos. Tanto que les da lo mismo estallar su ira contra su mejor amig@, familiar, o pareja.
Así que gracias a estos antecedentes, hay varios estudios que afirman y demuestran que el hambre afecta nuestro estado emocional.
Esto se debe a que cuando bajan los niveles de glucosa, el cuerpo libera hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina. Esto recae automáticamente en la irritabilidad, ansiedad y malhumor.
Y las personas que son emocionalmente sensibles suelen ser más receptivas a lo que pasa en su cuerpo. Por eso, el hambre les pega fuerte a los cabros y cabras. Mándale esta noticia al tiro a esa persona enojona que tienes en mente.