Un reciente estudio sugiere que compartir la cama con los perros no solo fortalece el vínculo entre las mascotas y sus dueños, sino que también podría contribuir a una mayor longevidad canina. Los expertos explican que el contacto cercano reduce el estrés y la ansiedad en los animales, aumentando su sensación de seguridad. Además, el calor corporal compartido favorece la regulación térmica, mientras que la liberación de hormonas como la oxitocina y la dopamina genera efectos positivos tanto en los perros como en los humanos.
No obstante, los especialistas advierten que esta práctica no es recomendable para todas las personas, especialmente para quienes padecen alergias, asma o problemas inmunológicos. Los niños pequeños y las mujeres embarazadas también podrían estar en riesgo de desarrollar neumonitis por hipersensibilidad.