No es ni Batman ni Hannah Montana, sino que un conserje en Ñuñoa, conocido como el empleado estrella y el chacal de las horas extras, el que resultó ser miembro de la temible organización criminal caribeña “Tren de Aragua”, e incluso terminó implicado en el caso del asesinato del exteniente Ronald Ojeda. El hombre, cuya identidad es conocida como Julio Iglesias, y sí, parece sacada de un thriller, tenía una doble vida: de día era el amable y eficiente trabajador del edificio, y de noche, un cómplice en actividades de crimen organizado.
La noticia dejó en shock a los vecinos, quienes pasaron de considerararlo un buen trabajador a preguntarse si sus propias vidas eran parte de alguna serie criminal. “Era simpático y muy atento”, comentó una residente que no daba crédito a los hechos. Ahora, mientras Julio enfrenta su formalización y el caso Ojeda sigue escalando tensiones internacionales, queda claro una vez más que la realidad es capaz de superar la ficción con creces.
Acá te dejamos un poco del gran Julio Iglesias en su presentación el Festival de Viña en el año 81′, el bueno, no el sicario: