Habitualmente los chismes tienen una connotación negativa en muchos contextos, sin embargo, la ciencia concluyó que podrían ser beneficiosos para la salud y bienestar diario.
Si bien los chismes destructivos o malintencionados pueden tener efectos negativos en una persona o grupos, en general es un fenómeno que contribuye a la cohesión grupal, satisfacer la curiosidad y generar placer a través del refuerzo social y la comparación.
Y es que hablar sobre otros puede servir como una especie de alivio natural, ayudando a las personas a sentirse menos estresadas y más conectadas con quienes comparten la conversación.
Un estudio de la Universidad de California (UCLA) sugirió que las personas experimentan un placer similar al de un “reconocimiento social” cuando participan en el chismoseo. De esta forma, las personas se sentían más felices cuando compartían información sobre los demás que cuando realizaban tareas que involucraban comportamientos más altruistas, como ayudar a un extraño, ya que el cerebro genera más oxitocina, conocida como la “hormona de la felicidad”, y reduce los niveles de cortisol, la hormona vinculada al estrés.
En tanto, una investigación de la Universidad de Barcelona, concluyó que los chismes pueden ser una forma de “superar” las tensiones sociales, ya que ayudan a las personas a entender las normas y valores que regulan los grupos. Además, señalaron que los chismes permiten mantener el equilibrio social y reforzar los lazos de confianza entre los miembros de un mismo grupo o entre grupos.
Y tú… ¿Sueles chismear harto?