Lo que comenzó como un dolor de garganta terminó en una noticia que cambió su vida para siempre. Katelyn Yates, una asistente de enfermería de 20 años de Illinois, acudió al hospital pensando que solo le extirparían las amígdalas. Sin embargo, tras una prueba de embarazo preventiva antes de realizarle una radiografía, descubrió que no solo estaba embarazada, sino que esperaba cuatrillizos. “Estaba en completo shock”, confesó Yates, quien llevaba solo seis meses de relación con su pareja, Julian Bueker, de 21 años.
El embarazo no estuvo exento de complicaciones. A las 28 semanas, debido a preeclampsia y fallos en sus órganos, los médicos realizaron una cesárea de emergencia. Así llegaron al mundo Elizabeth, Zya, Max y Elliot, dos de ellos gemelos idénticos, pesando menos de un kilo. Pese a las adversidades, los bebés están creciendo sanos. “Hace semanas cabían en mi mano; ahora están fenomenal”, celebró Yates, quien asegura que, aunque inesperada, esta etapa es la más desafiante y emocionante de su vida.