Una “broma” en Tinder terminó en una pesadilla legal para un hombre en España, quien fue condenado a pagar 3.000 euros por suplantar la identidad de un amigo en la aplicación de citas. El acusado utilizó fotos y el nombre de su excompañero de universidad para crear un perfil falso, manteniendo conversaciones con decenas de personas durante meses.
El afectado, al darse cuenta del uso indebido de su identidad, enfrentó problemas personales y decidió llevar el caso ante los tribunales. El Juzgado de Logroño falló a favor de la víctima, sentenciando que la acción violó su honor, intimidad y propia imagen, imponiendo al acusado una multa por daños y perjuicios.