Desde diseñadores de renombre como Tommy Hilfiger hasta celebridades como Paris Hilton, la fiebre por las residencias perrunas de lujo está en pleno apogeo. En Europa y Estados Unidos, la industria de alimentos y servicios para mascotas genera ventas multimillonarias, y las marcas de lujo no quieren perderse la oportunidad de atender a esta exclusiva clientela de cuatro patas.
Sin embargo, a veces, incluso con un presupuesto astronómico, las mascotas tienen sus propias preferencias. Robbie Timmers, una leyenda retirada de la lucha, gastó 10.000 dólares en una mansión canina equipada con aire acondicionado y cámaras de seguridad, solo para descubrir que sus perros preferían una simple caja de cartón. Al igual que él, otros adinerados amantes de los animales han invertido sumas considerables en palacetes para sus peludos amigos, lo que demuestra que el negocio de las mansiones perrunas es un fenómeno lucrativo y extravagante que no muestra signos de desaceleración.
Detrás de estas mansiones caninas se encuentra una empresa británica llamada Hecate Verona, que se dedica a la construcción de casetas de lujo para mascotas. Con estilos que van desde el colonial hasta el mediterráneo, estas residencias caninas cuentan con detalles de alta gama, sistemas de climatización y vigilancia, y precios que oscilan alrededor de los 190.000 dólares. En un mundo donde los perros viven como realeza, parece que el cielo no es el límite cuando se trata de mimar a los amigos peludos de los más ricos.